martes, 19 de mayo de 2009

In Catilinam



¿Hasta cuándo ya, Catilina, seguirás abusando de nuestra paciencia? ¿Por cuánto tiempo aún estará burlándosenos esa locura tuya? ¿Hasta qué limite llegará, en su jactancia, tu desenfrenada audacia? ¿Es que no te han impresionado nada, ni la guardia nocturna del Palatino ni las patrullas vigilantes de la ciudad ni el temor del pueblo ni la afluencia de todos los buenos ciudadanos ni este bien defendido lugar donde se reúne el senado ni las miradas expresivas de los presentes? ¿No te das cuenta de que tus maquinaciones están descubiertas? ¿No adviertes que tu conjuración, controlada ya por el conocimiento de todos éstos, no tiene salida? ¿Quién de nosotros te crees tú que ignora qué hiciste anoche y qué anteanoche, dónde estuviste, a quiénes reuniste y qué determinación tomaste?
¡Qué tiempos! ¡Qué costumbres! El senado conoce todo eso y el cónsul lo está viendo. Sin embargo este individuo vive. ¿Que si vive? Mucho más: incluso se persona en el senado; participa en un consejo de interés público; señala y destina a la muerte, con sus propios ojos, a cada uno de nosotros. Pero a nosotros -todos unos hombres- con res-guardarnos de las locas acometidas de ese sujeto, nos parece que hacemos bastante en pro de la república. Convenía, desde hace ya tiempo, Catilina, que, por mandato del cónsul, te condujeran a la muerte y que se hiciera recaer sobre ti esa desgracia que tú, ya hace días, estás maquinando contra todos nosotros. Tenemos contra ti, Catilina, una resolución del senado, enérgica y severa. No es la responsabilidad de Estado ni la autoridad de este organismo lo que está fallando: nosotros, nosotros los cónsules -lo confieso sinceramente- somos quienes fallamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cristina Ros Fernandez

Mada Armie

Estefania Blanquez
IN CATILINAM

En contra de lo que era habitual en los discursos del Senado, la primera Catilinaria es relativamente breve -aproximadamente 317 renglones en latín- y va directamente al grano. El discurso comienza con una de las frases más recordadas y famosas de Cicerón:

Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Quam diu etiam furor iste tuus nos eludet? Quem ad finem sese effrenata iactabit audacia?

¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia tuya?

Catilina estaba presente cuando Cicerón pronunció el discurso en el templo de Júpiter Stator: al entrar en el mismo, los demás senadores se apartaron de él y lo dejaron sólo en su escaño. Catilina trató de replicar el discurso, pero los senadores le interrumpieron una y otra vez acusándole de traidor. Tantos fueron los insultos que vertieron contra Catilina, que éste tuvo que salir corriendo del Senado, y poco después abandonó la ciudad y se dirigió al campamento de Manlio, quien estaba al mando del ejército rebelde. Al día siguiente, Cicerón llamó a reunión al senado, y pronunció su segunda Catilinaria.


Pertenece a la primera parte del discurso.
Se dirige directamenta a Calinia. Se trata de un proemio o exordio pues es el inicio del discurso y capta la atención del auditorio.




..................................


PRO MILONE

Cicerón hace de “abogado” de Milón delante de los jueces del tribunal, expone su defensa y ruega que absuelvan a Milón.

Cicerón piensa que el proceso es excepcional, por el hecho de que la muerte no ha sido causa por Milón; el piensa que puede expresar con claridad y libertad sus ideas al tribunal y a los jueces y está convencido de que cuenta con el apoyode todos los ciudadanos que piensan al igual que él que es inocente. Cicerón basa su acusación a una emboscada preparada por Clodio, para matar a Milón ya que él había sido un obstáculo constante en su vida política y le tenía un odio pronunciado.

Después Cicerón alega que la muerte de Clodio no es motivo de la condena de Milón. Alega legítima defensa para Milón porque ese asesinato fue exclusivamente para no caer en lo que hubiera sido una muerte segura a manos de su enemigo Clodio, que sin duda quería matarlo. Así, lo que pide es que no se le juzgue por asesinato, sino que los jueces deberán averiguar cuál de los dos preparo la emboscada al otro.

Se trata de un confirmatio: ya que ciceron intenta argumenta como orador en defensa de su causa para que absuelvan a Milon ya que dice que el no ha matado a Clodio.

Anónimo dijo...

Cristina Caparrós García
Eider Burgos Palencia

RESUMEN:
Catilina, quien se había postulado para el cargo de cónsul tras haber perdido la primera vez, intentó asegurarse la victoria mediante sobornos. Cicerón entonces impulsó una ley prohibiendo maquinaciones de este tipo. Catilina, a su vez, conspiró con sus partidarios para matar a Cicerón y a miembros clave del Senado en el día de la elección. Cicerón descubrió el complot y pospuso la fecha de las elecciones para dar tiempo al Senado para discutir el intento de golpe.
Un día después de la fecha original de las elecciones, Cicerón habló al Senado sobre ese tema y la respuesta de Catilina fue inmediata y violenta. En respuesta al comportamiento de Catilina, el Senado emitió un senatus consultum ultimum (medida similar al estado de sitio moderno) por el cual quedó suspendida la ley regular y Cicerón, como cónsul, fue investido con poder absoluto.
Cuando finalmente se realizaron las elecciones, Catilina volvió a perder. Anticipando la derrota, los conspiradores ya habían juntado un ejército. El plan era iniciar una insurreción en toda Italia, incendiar Roma y matar a tantos miembros del Senado como fuera posible.
Pero nuevamente Cicerón estaba al tanto. El 8 de noviembre, convocó al Senado en el Templo de Júpiter Capitolino. Catilina asistió también a la reunión.
Al entrar en la misma, los demás senadores se apartaron de él y lo dejaron sólo en su escaño. Catilina trató de replicar el discurso, pero los senadores le interrumpieron una y otra vez acusándole de traidor. Tantos fueron los insultos que vertieron contra Catilina, que éste tuvo que salir corriendo del Senado, y poco después abandonó la ciudad y se dirigió al campamento de Manlio, quien estaba al mando del ejército rebelde.



Este fragmento de 'In Catilinam' pertenece a la primera parte del discurso: el 'proemio' o 'exordio'.

Anónimo dijo...

Mº Carmen Carrillo Morales
Marina Martinez Caballero

RESUMEN:

Este texto trata de Catilina, quien se había postulado para el cargo de cónsul tras haber perdido la primera vez,
intentó asegurar su victoria mediante sobornos. Cicerón impulsó una ley prohibiendo maquinaciones de este tipo. Catilina,conspiró con sus partidarios para matar a Cicerón y a miembros clave del Senado en el día de la elección. Cicerón descubrió el complot y pospuso la fecha de las elecciones para dar tiempo al Senado para discutir el intento de golpe.
Un día después de la fecha original de las elecciones, Cicerón habló al Senado sobre ese tema y la respuesta de Catilina fue inmediata y violenta.Como consecuencia de este comportamiento por parte de Catilina, el Senado emitió un senatus consultum ultimum (medida similar al estado de sitio moderno) por el cual quedó suspendida la ley regular y Cicerón, como cónsul, fue investido con poder absoluto.
Cuando finalmente se realizaron las elecciones, Catilina volvió a perder. Anticipando la derrota, los conspiradores ya habían juntado un ejército. El plan era iniciar una insurreción en toda Italia, incendiar Roma y matar a tantos miembros del Senado como fuera posible.
De nuevo Cicerón estaba al tanto. El 8 de noviembre, convocó al Senado en el Templo de Júpiter Capitolino. Catilina asistió también a la reunión. Fue entonces que Cicerón pronunció la Primera Catilinaria, que comienza con la célebre frase ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? (Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?).
Este fragmento pertenece a la primera Catilanaria:Oratio in Catilinam Prima in Senatu Habita, que se explica aquí abajo:
En contra de lo que era habitual en los discursos del Senado, la primera Catilinaria es relativamente breve -aproximadamente 317 renglones en latín- y va directamente al grano. El discurso comienza con una de las frases más recordadas y famosas de Cicerón:

"Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? Quam diu etiam furor iste tuus nos eludet? Quem ad finem sese effrenata iactabit audacia?"

"¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia tuya?"

Catilina estaba presente cuando Cicerón pronunció el discurso en el templo de Júpiter Stator: al entrar, los demás senadores se apartaron de él y lo dejaron sólo en su escaño. Catilina trató de replicar el discurso, pero los senadores le interrumpieron una y otra vez acusándole de traidor. Tantos fueron los insultos que vertieron contra Catilina, que éste tuvo que salir corriendo del Senado, y poco después abandonó la ciudad y se dirigió al campamento de Manlio, quien estaba al mando del ejército rebelde. Al día siguiente, Cicerón llamó a reunión al senado, y pronunció su segunda Catilinaria.

Esta parte del texto se refiere a la confirmatiom.